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4 palabras que definen el proceso de aprender una nueva lengua en niños pequeños

La comprensión, alivia.

Esta afirmación la aplico a diferentes aspectos de mi vida. Ya sean procesos personales, profesionales y/o familiares. Cuando busco la comprensión y el entendimiento de procesos ya sea de manera autodidacta, o con profesionales genuinos, lo que siempre encuentro es alivio. Este alivio es sinónimo de permitir acompañar los diferentes procesos desde un lugar más cercano y amoroso y accionar en caso que sea necesario con mayor claridad y muchas veces hasta con mayor precisión. Desde esta perspectiva y mi propia experiencia esto muchas veces nos aleja de las preocupaciones, de los momentos de inquietud y ansiedad.

En relación al proceso de aprender una nueva lengua en niños pequeños he definido el proceso con 4 palabras.

El proceso es complejo:

¿Por qué es complejo?

El aprendizaje de una lengua extranjera en niños pequeños presenta diversas complejidades. Una de ellas es que no todas las lenguas tienen el mismo nivel de dificultad; algunas son más exigentes que otras. Cada idioma plantea sus propios desafíos. Por ejemplo, el alemán se encuentra entre los 11 idiomas más difíciles del mundo.

Otro factor a considerar es que, en muchos casos, la nueva lengua que los niños están aprendiendo no está presente en su entorno familiar. Esto supone un reto adicional, ya que implica que las familias deben involucrarse más, familiarizarse con el proceso y brindar un apoyo constante para reforzar el aprendizaje.

Además, el propio proceso de adquisición de una nueva lengua conlleva desafíos específicos, como la comprensión de la gramática, la correcta articulación y modulación, la pronunciación, el ritmo, la rima y la melodía, entre otros aspectos clave.

Por último, una parte fundamental de esta complejidad radica en la asimilación del significado de cada palabra, expresión y estructura, y, más adelante, en la capacidad de utilizarlas correctamente en distintos contextos. Esto requiere cultivar paciencia, perseverancia y dedicación para acompañar al niño en su proceso de aprendizaje

El proceso es largo,

¿Por qué es largo?

El aprendizaje de una lengua extranjera es un proceso largo y no lineal. Su extensión en el tiempo se debe a diversos factores:

En primer lugar, implica una gran cantidad de reconexiones cognitivas. Aprender un nuevo idioma supone un esfuerzo sustancial, ya que requiere la formación de nuevas conexiones neuronales. Aunque los cerebros de los niños son altamente plásticos en estas edades, es decir, más adaptables y capaces de generar estas conexiones con facilidad, el proceso sigue demandando un tiempo prolongado.

Cuando decimos que el aprendizaje no es lineal, nos referimos a que está estrechamente ligado al desarrollo integral del niño. Cada niño tiene su propio ritmo, su propia manera de aprender y su propia evolución en el dominio de la lengua.

Aprender un idioma implica construir una base sólida de vocabulario, gramática y matices culturales. En la mayoría de los casos, los niños comienzan desde cero en la etapa de educación infantil, por lo que este aprendizaje requiere tiempo, además de una exposición constante y de calidad a la nueva lengua.

El lenguaje es una herramienta fundamental para la comunicación. Adquirir una segunda lengua no solo implica comprender su estructura, sino también desarrollar habilidades de comunicación efectiva. Esto es un proceso gradual que varía según cada niño, ya que la fluidez, la espontaneidad, la correcta pronunciación y la comprensión de los matices del idioma requieren años de práctica.

Asimismo, dominar las reglas gramaticales y las estructuras de una lengua es un desafío cognitivo significativo que exige tiempo y repetición constante.

Por último, el desarrollo de la escucha, el habla, la lectura y la escritura es un proceso progresivo y escalonado. Cada una de estas habilidades se construye sobre la anterior, por lo que es necesario alcanzar un nivel antes de avanzar al siguiente. En este sentido, podemos visualizar este proceso como una escalera: hasta que el niño no consolida un escalón, no puede subir al siguiente.

 

 ¿Por qué es cambiante?

El aprendizaje de una lengua extranjera es un proceso dinámico que requiere adaptabilidad a diferentes contextos, acentos y estilos de comunicación. A medida que los niños se enfrentan a diversas situaciones didácticas, deben ajustar su uso del lenguaje en consecuencia. Lo mismo ocurre cuando, año tras año, cambian de docentes de referencia en la lengua, lo que los obliga a adaptarse a diferentes formas de enseñanza.

Además, la exposición constante al idioma a través de distintas modalidades —escucharlo, hablarlo, leerlo, verlo en acción o interpretarlo— influye en la evolución del aprendizaje. Los recursos didácticos y las estrategias pedagógicas ofrecen nuevos desafíos y oportunidades que impulsan el desarrollo de la lengua en cada niño.

Aprender un idioma también implica el desarrollo de habilidades cognitivas como la memoria, la resolución de problemas y el reconocimiento de patrones. A medida que estas capacidades evolucionan, influyen en la manera en que los niños comprenden y utilizan la nueva lengua.

En el entorno escolar, especialmente en la etapa de educación infantil, el aprendizaje del idioma está estrechamente vinculado con la interacción social. Aprender con otros hace que el proceso sea más natural y dinámico, ya que los niños adquieren el lenguaje a través de la observación, la cooperación y la interacción con sus pares y adultos. Esta dimensión social puede afectar el ritmo de aprendizaje de cada niño.

Por último, en estas edades, el avance en la adquisición de una nueva lengua está profundamente relacionado con el crecimiento personal. A medida que los niños amplían sus experiencias y conocimientos, también transforman su manera de apropiarse del idioma y de expresarse en él

 

¿Por qué es individual?

Cada niño tiene sus propias habilidades, sus propios ritmos y capacidades para aprender, procesar lo que le es transmitido y también es único en la forma en que lleva adelante su aprendizaje. Para algunos niños les resulta muy bien lo visual, para otros más lo sensorial, y están aquellos que necesitan algo más estructurado o bien más informal.

Influyen también otras individualidades como, por ejemplo, algunos niños se manifiestan de forma espontánea con curiosidad, con motivación, les gusta aprender un nuevo idioma (en su gran mayoría me animaría a decir) y otros no. Pero también forman parte de esta individualidad los antecedentes que tenga en casa con respecto al idioma. Aquel niño que ya tuvo o tiene exposición al idioma en casa …claramente avanza diferente que aquel que no.

 Lo mismo ocurre con aquel niño que es acompañado por su familia a lo largo de todo este proceso. Lo cual tal como siempre digo es muy importante y afecta más de lo que creemos.

Y por último aprender un nuevo idioma implica enfrentar desafíos y reveses. La resiliencia que tal vez la pensamos solo en adultos, es también en un niño y su capacidad de superar obstáculos pueden variar lo que influye en cómo navega por este proceso del aprendizaje.

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