La motivación es un eje vital del sistema DAL en el proceso de enseñanza – aprendizaje de una lengua extranjera en edades tempranas.
Según el psicólogo L.Vigotsky, con quien coincido totalmente, la motivación es uno de los factores individuales y principales que influyen en el aprendizaje, para la adquisición de un idioma extranjero.
En mi experiencia de educar en lengua extranjera, logré identificar la motivación como el factor que estimula al niño a escuchar, preguntar, y despertar el interés hacia aquello nuevo, aquello que desconoce. Podría decir que es como una fuerza y un impulso que invita automáticamente a la participación en las actividades y provoca una necesidad de responder, desde la exploración y el descubrimiento, a las acciones guiadas y el deseo de lograr lo que se propone.
En el proceso de aprendizaje de una lengua extranjera, la motivación es un punto esencial. Mediante ella, la capacidad de asimilación y entendimiento aumenta en mayor o menor medida. En mi práctica, es el primer momento de un encuentro y se desarrolla de manera breve y estimulante para conectar al niño con lo que propongo.
Si bien existen varios tipos de motivación, como ser la motivación a corto plazo o a largo plazo según Harmer (1998) y la motivación integradora o instrumental según Lambert y Gardner (1972), personalmente en mi sistema me centro en la motivación intrínseca de Edward (1975), que es la que generalmente experimenta un niño de 2, 3, 4 y 5 años. El niño realiza el aprendizaje por su propio interés, por el simple placer y satisfacción ante lo que se le presenta.
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